Al amanecer de estos días de junio, cuando el sol aun no calienta demasiado, al menos este año, me gusta

Al amanecer de estos días de junio, cuando el sol aun no calienta demasiado, al menos este año, me gusta

La crónica, recién llegada en este domingo, de Juan Carlos Delgado Expósito.

Hemos empezado también a editar las cartas de los lectores en el TABLÓN DE USUARIOS, porque no deja de ser una manera de participación, lo cual siempre agradecemos.

Hasta mañana,

Mónica Fernández-Aceytuno

A las 21:42 del 13-6-2010

Juan Carlos Delgado Expósito desde la Baja Extremadura, a las 21:38

EL PASEO DOMINICAL

Nos encontramos en una época del año, que es sin duda una de las mejores para la observación de reptiles y también de insectos. Una de mis aficiones dentro de las muchas que me llenan al observar la naturaleza, es pasear por algún camino que esté flanqueado de muros de piedras, como son la mayoría de las zonas por las que me muevo. Al amanecer de estos días de junio, cuando el sol aun no calienta demasiado, al menos este año, me gusta ir despacio andando sin formar ruido, a veces incluso me sorprendo conteniendo la respiración, para ir observando detenidamente hasta la fatiga visual, y todo para poder sorprender a los reptiles que se solean sobre las piedras de estos muros, muchos de ellos centenarios, líneas divisorias de las dehesas extremeñas de la Baja Extremadura. Suelo contabilizar los contactos con lagartijas, culebras y salamanquesas por horas, hoy en una hora, he observado siete salamanquesas de diferentes tamaños, tres lagartijas colilargas, cosa rara pues suele ser la más abundante, quizás influya la temperatura, una lagartija ibérica, una culebra bastarda de algo más de un metro de longitud aproximadamente, una culebra de herradura que medía en torno a los cincuenta centímetros y una culebra joven de escalera en este caso muerta en el camino no hacía mucho rato; ignoro las circunstancias de la muerte, pues no presentaba aplastamiento por ruedas de vehiculo alguno, ni heridas visibles. Quizá fue victima de algún predador que prefirió dejarla allí o simplemente perdió la presa por descuido o torpeza, pero eso nunca lo sabremos. Esta culebra joven presentaba aún los peldaños de la escalera en su dorso.

Pero en estas paredes y entre las plantas que allí crecen, se mueven también insectos: moscas, hormigas, mariposas, saltamontes, mantis religiosas y una larga lista de moradores y presas potenciales que servirán de alimento a los reptiles que se mencionan más arriba, los cuales a su vez alimentarán a diferentes especies de aves. Una verdadera cadena trófica que podemos descubrir simplemente paseando por cualquiera de nuestros caminos y es que como ven, la naturaleza encierra verdaderos espectáculos de los que no sabemos en muchas ocasiones disfrutar, salgan a caminar y observen, se sorprenderán de lo que les espera ahí afuera.

Juan Carlos Delgado Expósito

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