Lo mejor de enero son los amentos del avellano con sus lágrimas de polen cayendo sobre el agua del río.
Mónica Fernández-Aceytuno
Mónica Fernández-Aceytuno
10:54h Y cuando sube a tomar un café por las noches desde el parque hasta Covadonga, hay dos sitios donde se los encuentra.
La hierba todavía estas noches se pone blanca, por la helada, pero aún así ha visto Ernesto Junco tejones fuera en diciembre, en enero y hace tres días vio un tejón solitario.
Dejan los tejones en la tierra unas huellas muy curiosas pues, cuando buscan escarabajos o lombrices, dice Ernesto que van metiendo una uña sola y hacen un agujerito muy pequeño que se parece más a los que hacen las chovas piquirrojas con el pico, pues se diría que es la huella de un pico y no la de una uña sóla, esta señal inconfundible que es fruto de esta curiosa habilidad de los tejones.
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