Como si un niño estuviera dibujando con las acuarelas, apareció en El Hierro ese verde sobre la superficie, tras mezclarse el azul del océano con el amarillo del azufre.
Mónica Fernández-Aceytuno
Mónica Fernández-Aceytuno
8:40h Ayer, vi ya los primeros granos que, sobre mi coche verde oscuro, dejaban una película de un color amarillo como el del azufre, y cuando pasas el dedo se queda el surco vacío de polen en el coche, y en la yema del dedo los granos microscópicos de polen cuyos sacos aéreos y su tamaño por encima de las 50 micras, si mal no recuerdo, hacen que pueda verlos a simple vista cuando se acumulan.
Quiero decir que un grano de polen en vuelo, es imposible verlo, pero sí de esta manera, por acumulación: millones de pólenes volanderos que en la forma de dispersión más primitiva y por lo tanto más derrochadora que existe, por el viento, intentan llegar a la flor femenina que está justo al lado envolviéndola en nubes de pólenes que, a la menor brisa, terminan depositados, incapaces ya de levantar el vuelo como vencejos que hubieran caído, sobre el agua del estanque o sobre el capó de mi coche.
Buenos días, espléndido día también el de hoy, que acaba de empezar. Y feliz fin de semana,
Mónica Fernández-Aceytuno
P.S. Santiago Lens, experto en avistamientos de ballenas del Instituto Español de Oceanografía, nos habla en ACTUALIDAD del soplo de las rorcuales.
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