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Ya tengo localizada a una pareja de tarabillas que ronda la cerca de mi casa.

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Ya tengo localizada a una pareja de tarabillas que ronda la cerca de mi casa.

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Ya tengo localizada a una pareja de tarabillas que ronda la cerca de mi casa.

Este que se ve en la foto, es el macho, más llamativo que la hembra, que ayer también se posó sobre la misma valla, y cuya foto expongo más abajo, para que se vea el dimorfismo, lo distintos que son macho y hembra en el plumaje, aunque el pico sea parecido, de pájaro insectívoro, más delgado y puntiagudo, como para ensartar la pieza más que para atraparla, que el del pájaro granívoro.

Vuelan las tarabillas, que es el nombre que recibe la cítara del molino, o la mujer parlanchina, cernidos sobre el insecto como si fueran colibríes, durante más de un minuto.

Pero después, son muy inquietos, y posados en la valla o en lo alto de una estaca, incluso de una espiga de trigo, columpiándose en ella, están menos tiempo, como si temieran ser descubietos.

Hoy está nublado y hace frío, pero quizás a medio día vuelva a ver a las tarabillas. Por sus idas y venidas, creo que sé en qué parte del suelo, con su túnel de hierba, están haciendo el nido, donde, al igual que el mirlo, ponen unos huevos azules, pero de un azul muy pálido, diminutos y punteados con motas pardas.

Es un poco más adelante, cuando los pastos se llenan de flores y de insectos que las liban, cuando las tarabillas se ciernen como si se apoyaran en el aire.

Trataré entonces de traer aquí ese vuelo.

Feliz día,

Mónica Fernández-Aceytuno

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