9:18h Amanece completamente despejado, aunque yo no veo más que un trozo de cielo y las ramas de un ciruelo japonés, que es lo que se ve desde mi cama, de donde no puedo salir porque estoy baldada por las medicinas.

Sin embargo, sí que he podido oír que los mirlos han empezado ya a cantar de otra manera. Sucede cada invierno. Un día, cambian el reclamo, por otro un poco más dulce. No puede decirse que sea ya su canción completa, pero sí se aprecia en su voz estrofas distintas, menos ásperas, más silbantes y dulces.

Estos pájaros negros y de pico y anillo orbicular anaranjado, son por ello para mí uno de los mejores indicadores del fotoperiodo, que es una palabra que no recoge el DRAE pero que es más importante aún que la temperatura en los ciclos biólogicos.

El fotoperiodo es el número de horas de luz, y este cambio en la voz de los mirlos indica que el día está creciendo en luz y, al menos ellos, lo han apreciado.

Creo que hoy me encuentro un poco mejor,gracias, estoy deseando estar bien y salir a pasear por el campo.

Feliz fin de semana y hasta el lunes,pero antes, en ACTUALIDAD, insertaré en unos minutos la información que llega de los armiños desde el refugio oscense de Goritz, sobre el que ha nevado tanto que el guarda que nos va a dar la información está ahora mismo en el tejado, quitando la nieve.

Mónica Fernández-Aceytuno

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