Llueven a cientos cada noche.

Mónica Fernández-Aceytuno
 
AUTOR DE LA FOTO: Beneharo Rodríguez (Fotografía por cortesía de SEO/BirdLife)

Llueven a cientos cada noche.

Mónica Fernández-Aceytuno

AUTOR DE LA FOTO: Beneharo Rodríguez (Fotografía por cortesía de SEO/BirdLife)

El año que viene se cumplen veinte años del primer artículo que escribí de Naturaleza para la prensa.

Me llamó Román Orozco de Cambio 16 para que realizara la colaboración de una página semanal con las ilustraciones de mi amigo e ilustrador de la Naturaleza Bernardo Lara.

Recuerdo perfectamente la redacción de este primer artículo, escrito con una máquina Lexicon 80 que aún se utilizaban por aquel entonces en las Redacciones, sobre una mesita que tenía ruedas. La máquina se movía con los movimientos del rodillo como si navegara. Escribí de las pardelas. Las pardelas cenicientas que habían acudido a los islotes para nidificar y cuyos pollos se desorientaban con las luces de las farolas por lo que llovían a cientos cada noche hasta que la luna se llenaba.

Sucedía, sucede, igual que hace veinte años. Me lo recordó ayer un tuit del Cabildo de El Hierro:

En El Hierro nidifican unas 4.000 pardelas como esta fotografiada hoy en Punta de Arelmo por Miguel A. Rodríguez. pic.twitter.com/DzVSd6OMNV

Igual que hace veinte años.

Buen día,

Mónica

FOTO: Pardelas Cenicientas (Calonectris diomedea)

AUTOR: Beneharo Rodríguez (Fotografía por cortesía de SEO/BirdLife)

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Sucede cada noche. Son las 7:30 de la tarde en Canarias y el mar se hace oscuro como una cueva. La luna no ha crecido aún lo sufiente para rielar en el mar e iluminar el camino de la vida a los pollos de pardela cenicienta. Su casa es el océano, pero de él sólo conocen su sonido y su olor.

Hace más de una semana que sus padres han dejado de cebarles y el hambre les dice que ha llegado la hora del “aleteo”, el momento de buscarse la vida en el mar. Y se lanzan guiados por la escasa luz de la luna. Y tropiezan con otras luces: las de la civilización. Son las luces de los hoteles de los Cristianos o Las Américas en Tenerife o las de las farolas que iluminan las casas de Gran Canaria, Lanzarote o La Gomera. Se desorientan y caen a tierra, de donde ya no serán capaces de despegar…Leer más del Fondo de Artículos de la Naturaleza LLUEVEN “CENICIENTAS”

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