Feliz 2016

Feliz 2016

El tiempo me enseñó que mañana siempre será otro día. Y mañana será otro año.

¡Feliz 2016 para todos!

Os dejo con mi artículo “El tiempo me enseñó”, escrito para un 31 de diciembre como éste, y también con las fotografías del paisaje desde mi ventana con el sol y con la lluvia, hechas de un día para otro.

Un fuerte abrazo y todo lo mejor para el Año Nuevo,

Mónica

Paisaje visto desde mi ventana con lluvia / Aceytuno

Paisaje visto desde mi ventana con lluvia / Aceytuno

Paisaje visto desde mi ventana con sol el 31-12-2015 / Aceytuno

Paisaje visto desde mi ventana con sol el 31-12-2015 / Aceytuno

EL TIEMPO ME ENSEÑÓ

El tiempo me enseñó que sólo hay que perder el tiempo con los buenos amigos, y que lo que no perdona el enemigo, es que le perdones antes de tiempo. El tiempo también me enseñó que no hay nada peor que repetirse aunque siempre se esté diciendo lo mismo, y aún así no quiero dejar de escribir que el tiempo traza unas curvas muy parecidas, yo diría que exactas, a las curvas de la doble hélice de ADN, como si el tiempo y la vida estuvieran unidos también por su arquitectura, muy similar a la estructura de una escalera de caracol llena de espirales que avanzan.

Por eso ni el tiempo ni la vida dan vueltas como siempre se ha venido diciendo, sino que dan giros en hélice de tal manera que si te vuelves a encontrar es siempre de lejos, y con el eco en la voz del hueco de una escalera. Y aún así, se ven muchas cosas con el paso del tiempo. Por ejemplo, que nos sobrevivirá la frágil Naturaleza y que la especie por la que hay que sentir más compasión, es por la nuestra.

Los árboles, a pesar de lo que decían, que estaría yo a su sombra cuando dieran sombra, he comprobado que medran a toda velocidad hasta las más lentas especies si se cultivan con el cuidado y el mimo que se le da a una rosa; y en una mañana como ésta, quién me lo iba a decir, contemplo el bosque plantado con mis propias manos, y sobre sus ramas las luces de Navidad encendidas, de lo oscuro que viene el día y, entre las nubes del cielo, que parecen humo de leña, a una pareja de arrendajos buscando castañas bajo las hojas, que prenden y levantan con el pico.

El tiempo me ha enseñado que hay que mirar por la misma ventana para comprender el movimiento de las estrellas, el sol y la luna; del mundo y de la vida. Por eso la mejor de las casas es siempre la nuestra porque, aunque le falten habitaciones, tiene al menos el tiempo que hemos vivido en ella. El mismo que me enseñó que el amor es lo único invariable. Y que el cuento que acaba mal es, como decía Salinas, porque no ha acabado de contarse.

El tiempo me enseñó que mañana siempre será otro día. Y mañana será otro año.

Feliz 2016,

Mónica Fernández-Aceytuno

Artículo escrito para ABC, el 31-12-2005

Arrendajo / Javier Ara

Arrendajo / Javier Ara

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