Al apretar esta suerte de uvas con los dedos, lo que sale es una diminuta y perfecta sepia, con un poco de agua marina.
Gaviotas
Buenos días bajo la lluvia.
Me encanta despertarme con este sonido del agua cayendo, porque hace la casa aún más acogedora mientras llueve afuera, como si el agua de alguna manera abrigara la mañana.
Lo único que me da rabia es no poder hacer fotos con esta lluvia, como me sucedió en la playa hace unos días con unas gaviotas que pude fotografiar sólo porque no estaban muy lejos de donde fuimos a tomar un café en la terraza del Miramar, en la playa de Perbes, donde Mari Carmen nos regaló con el café un bizcocho buenísimo.
Mientras llovía sobre la ría, fotografié de lejos estas gaviotas de las que se diría que habían ido a refugiarse allí, haciendo fila por la orilla, como si estuvieran esperando a que escampara para regresar al otro lado de la ría.
No hacían nada más que mirar el horizonte y era tal su parsimonia que se quedaban con las patas enterradas en la arena cuando les pasaban las olas por encima, tal y como me sucede también a mí cuando me quedo de la misma manera, mirando el mar, sin pensar en nada.
La verdad es que me cuesta reconocer a las gaviotas. Me refiero a que nunca estoy segura de qué especie se trata, ni de en qué plumaje están los pollos, pero creo que podría tratarse de gaviotas patiamarillas (Larus michahellis) con sus pollos del primer y segundo invierno.
Corregidme por favor si me equivoco.
Un fuerte abrazo para todos,
Mónica