EL RANA

EL RANA

Llaman “el rana” a esos submarinistas que están calando estos días los laberintos de redes de las almadrabas de derecho, las que están esperando la llegada de los atunes, que es como esperar que las puertas del mar se abran.

Dice Juan Antonio Camiñas, del Instituto Español de Oceanografía en Málaga, que un atún es lo más parecido a un toro de lidia, por el color del dorso, oscuro, casi negro; y por su peso, que ronda los cuatrocientos kilos; sólo que, en la almadraba, pueden quedar atrapados, perdidos en el laberinto de redes, más de trescientos atunes. El rana, entonces, baja, y se encuentra con una verdadera manada trazando entre todos los atunes el mismo círculo, intentando encontrar la salida. Con un sólo gesto del brazo, los asusta como un niño que con una vara dirige al caer la tarde a las vacas para que regresen a la cuadra, y así el rana anima a los atunes para que huyan hacia su final, que es el copo. A veces se queda sin aliento, y con el aire de la bombona de la que respira, crea un chorro de burbujas que asusta aún más a los túnidos.

En ocasiones, ve que no sólo hay atunes, sino bonitos y melvas, y delfines jugando que jamás se capturan porque sólo el rana y los delfines, saben entrar y salir de una almadraba.

Mónica Fernández-Aceytuno

www.aceytuno.com

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