OSOS

NACIDOS DE UN SUEÑO

Dan a luz en la oscuridad. Paren en sueños y lo que nace es tan pequeño que no les despierta sumar otra vida al Universo.

Las preñaron en primavera, pero el óvulo fecundado se rebeló al desarrollo hasta que la nieve y el frío empujaron a las osas a dormir, allá por el mes de noviembre.

En el sopor del cuerpo bien alimentado, el óvulo se agarró al útero para iniciar la gestación: corta y secreta. Algo que ocurre en otoños en los que llueven castañas y hayucos.

En estos días de enero han alumbrado ya al diminuto y caliente pedazo de vida, de sólo 300 gramos.

Lo primero que han percibido los oseznos es el olor a musgo, a yerba y a madre. Son “esbardos” que nacen salvajes, como todo lo que nace de un sueño, en un mundo civilizado.

Un mundo que también habla de osos pardos. Sabemos qué día se juzga a un cazador furtivo que los ha matado, o leemos que el peligro de extinción los amenaza.

Ahora nacen en Somiedo, es un hecho actual y extraordinario. Pero querer contarlo no es, tal vez, más que otro sueño.

Mónica Fernández-Aceytuno

Cambio 16

Semana del 29 de enero

al 4 de febrero de 1994

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