NIDOS

NIDOS AL ALCANCE DE LA MANO

En el patio de una casa del barrio de Manoteras, a sólo dos metros de la puerta de la cocina, una pareja de mirlos ha hecho su nido; informa por carta Alfredo Fernández Díez, lector de ABC en Madrid.

Al señor Fernández Díez le llama la atención que, a tan corta distancia, pudiendo alcanzarlos con una mano, los mirlos estén llevando a cabo la crianza de los pollos, que ya están a punto de levantar el vuelo. Y, sin embargo, éste no es un caso único, ni mucho menos. En Zaragoza, el ornitólogo Adolfo Aragüés, acaba de ver el nido más curioso que ha visto en su vida: se trata de un nido en forma de copa hecho de hierbas y de musgo, pero construido por una pareja de verderones en la plaza de Aragón, en una jardinera de aparcamiento donde crece un enebro, al lado de una parada de autobús, y otra de taxis, justo detrás de la estatua de Juan de Lanuza.

En mitad del tráfico, tal vez hoy, se echarán a volar los verderones recién nacidos desde la jardinera que se puso para los coches; pero, como en Madrid, o en cualquier ciudad, si se plantan enebros, madreselvas o hiedras, se plantan nidos, y se plantan melodías.

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