LOBOS

ANDAR CON LOBOS

Miedo me da ver a mis vecinos por la noche, andando por los caminos del monte, para ir a recoger las vacas.

Hasta que los oigo conversar, resulta extraño su silencio, las luces un poco rojas de sus linternas moviéndose de un lado a otro al ritmo de sus pasos, alumbrando trocitos de suelo bajo el inmenso cielo estrellado.

Es como si, las vacas, igual que los adolescentes en verano, hubieran conseguido este año prolongar su horario, y hacen sus dueños lo que no hicieron jamás: salir de noche a los oscuros pastos.

Sostiene Julián Coca en sus maravillosos “Cuentos de la Dehesa” que, cualquier día de estos, el lobo nos da un disgusto. Y escribe: “No me da el más mínimo miedo pasear por campos de lobos, incluso desarmado, pero no opinaría lo mismo si viejecito y con la espalda doblada -la altura y la postura con los cánidos es decisiva y para ellos decisoria- tuviera que trasladarme, en una dura noche de invierno, entre dos aldeas serranas”.

Aquí es verano y no atraviesan la sierra, pero ya van siendo ancianos. Y no sé en qué piensa el lobo cuando los ve andar como yo bajo las estrellas.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, 15-8-2007

Fondo de Artículos

de la Naturaleza de

www.aceytuno.com

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