La campestre, hace unos días

La campestre, hace unos días

Las lechuzas campestres tienen un vuelo cansado, aún siendo muy ágiles. Llevan, en sus largas y anchas alas, como si les pesara, el color de la tierra sobre la que crían. En esta imagen tomada el fin de semana pasado en Villafáfila (Zamora), cuyo autor es Javier Valladares (www.javivalladares.com), se ve a la campestre sobre uno de esos campos donde caza topillos en invierno.

Cuenta Javier que “costó localizarlas, porque se camuflan perfectamente en las cunetas de los caminos, y pasas a un metro de ellas y no las ves. Una vez que se mueven y ves por donde andan da gusto trabajar con ellas por lo confiadas que son. Solo conseguimos ver cinco ejemplares, pero unos pocos días antes había unos catorce y la semana anterior se llegaron a ver hasta 40.”

La lechuza campestre, hoy llamada búho campestre (Asio flammeus) es la rapaz nocturna más diurna del sur de Europa.

A mí me gusta llamarlas, sencillamente, campestres, por ser tan de la tierra que no las vemos.

Lechuza campestre o Búho campestre (Asios flammeus) en Villafáfila, enero 2015 / Javier Valladares

Lechuza campestre o Búho campestre (Asios flammeus) en Villafáfila, enero 2015 / Javier Valladares

Lechuza campestre o Búho campestre (Asios flammeus) en Villafáfila, enero 2015 / Javier Valladares

Lechuza campestre o Búho campestre (Asios flammeus) en Villafáfila, enero 2015 / Javier Valladares

Porque no todo está para siempre en el mismo sitio, va y viene con un comportamiento seminómada el que llamaban lechuza campestre, hoy búho campestre (Asio flammeus), la rapaz nocturna más diurna del sur de Europa. Ahora que se acerca el otoño viene del norte e inverna en la península ibérica, buscando los topillos de la meseta castellana. El doctor Iñigo Zuberogoitia, experto en rapaces, observó en una ocasión, desde un acantilado vasco, cómo se aproximaba uno de estos búhos volando sobre el mar, con ese vuelo cansado que tienen, “lento y boyante”, aún siendo muy ágiles. Llevan, en sus largas y anchas alas, como si les pesara, el color de la tierra sobre la que crían. No establecen un territorio constante, pero se quedarán a criar en los próximos meses si no se envenena el topillo que los alimenta. Sé que yo jamás he observado un búho campestre aunque, quizás, él sí me ha visto.

Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, 20-9-2014
Aceytuno.com

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