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Querida Mónica:
Yo tampoco llevaba cámara fotográfica ayer por la tarde. Aunque, a decir verdad, desde el ventanuco de mi cocina no podía divisar Venus, que estaba ahí, girando a una velocidad invisible.





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Querida Mónica:

Yo tampoco llevaba cámara fotográfica ayer por la tarde. Aunque, a decir verdad, desde el ventanuco de mi cocina no podía divisar Venus, que estaba ahí, girando a una velocidad invisible.

No obstante, recordé un fragmento de película, que es como viajar un poco por el cosmos. La película en cuestión, prodigiosa, se titula El sol del membrillo, del cineasta Víctor Erice.

Seguro que usted la conoce. En ella, y cito de memoria, el pintor Antonio López entona una cancioncilla popular con su amigo Enrique Gran , tristemente fallecido. Es una copla donde no aparece el lucero vespertino, sino el Venus del alba, que para el cielo resulta lo mismo.

Esta es la hermosa tonadilla -a ver si me acuerdo-:

Cariño, cariño mío,

ramito de mejorana,

espuma que lleva el río,

lucero de la mañana,

planté por Sevilla entera

banderas de desafío

y dice cada bandera

“cariño, cariño mío”

Y ahora, después de todo esto, me permito recordarle otros versos de Li Po donde se resuelve la paradoja de los astros que, estando ahí, unas veces se ven, y otras nos resultan invisibles:

[…]

Los hombres de hoy no ven la luna de antaño,

mas la luna de hoy ha alumbrado a los hombres antiguos.

Tanto los del pasado como los del presente

vienen y se van como las aguas de un río,

y todos contemplan la misma luna.

[…]

¿Conoce la noticia? Antonio López va a venir a nuestra ciudad para pintar una cúpula de la Basílica del Pilar. Estamos de enhorabuena. Dicen que ha elegido como tema un enorme rostro de mujer en el techo, y en el suelo, al pie de calle, otra mujer, una escultura de cuerpo entero, que la mira, doblando el cuello hacia arriba.

Un abrazo muy fuerte,

J.C.

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