Es suficiente con que uno de los dedos del sol señale un instante un mirlo en un abeto, o una fuente del parque.
MF-A
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19:19
“Buenas tardes Srta.Mónica:
Hoy quiero hablarle una vez más de mis observaciones en los campos murcianos
de mi tierra, refiriéndome al jilguero al que tengo la máxima simpatía y admiración,
ave inconfundible por su canto brillante y penetrante, como si quisiera que le oyeran cantar mejor que nadie desde la lejanía, desde el
paraíso.
Además parece que cuando te mira lo hace con simpatía, como queriendo decir,”porque yo lo valgo”. Y creo que compite en su colorido con
otra variedad de aves exóticas tropicales.
Si observamos su nido, descubrimos que es una obra de artesanía, por sus ramitas y brozas
entrelazadas, formando un “cocón” cuya boca de no más de diez centímetros de diámetro parece trazada con la exactitud de un compás.
Sus puestas no superan los cuatro huevos hasta un máximo de cinco. Cuando la arboleda es variada, eligen para colocar sus nidos preferentemente algunos árboles en concreto;
jamás he visto un nido de jilgueros en higueras,
algarrobos, moreras, huecos de troncos, etc., supongo que es por tener las ramas más gruesas
y lisas, difíciles para entrelazar el nido y en precaución de hacer así más difícil el acceso a
los depredadores.
Sin embargo hay otros árboles que suelen atraerles con más interés como son,los pinos, almendros, naranjos, donde tienen cuidado de elegir ramas orientadas al mediodía, largas y basculantes , las que tienen los árboles a la altura de sus faldas. Nunca anidan en cruces de ramas ni en las copas de los árboles.
Se alimenta exclusivamente de semillas de hierbas que produce la tierra, por eso,
nidifican cerca de ellas y mejor si están de barbecho haciendo coincidir la madurez de sus
semillas con el nacimiento de sus crías.
Como caso curioso para el que no conozca sus costumbres, me atrevo a decir que casi todas
las aves tienen el reflejo de ocultarse al menor ruido.
De hecho cuando paseamos por el campo y oímos piar estos pajarillos en su nido, solicitando
siempre alimento de sus progenitores, suelen recibir una reprimenda para que los inocentes
recién nacidos cierren el pico y no sean
descubiertos. Esto se produce naturalmente por una llamada de atención en clave cantada por los padres. Como un toque de silencio o de trompeta en un cuartel o campamento a la hora de dormir.
Es notable que estos pequeños, tengan tan desarrollado el instinto de conservación
casi desde recién nacidos y perciban señales de peligro enviadas desde lejos por sus padres que
los vigilan casi constantemente.
Hace tiempo tuvo mucha aceptación poseer estas aves para disfrutar de su bonito canto y era
frecuente verlas enjauladas en las puertas de las
barberías, pequeños comercios y algunos hogares como sustitución del canario.
Una anécdota más para demostrar la inteligencia de los jilgueros es la que relato a continuación;
en una casa de campo habían conseguido amaestrar a un jilguero. El pajarillo había aprendido a conseguir la comida levantando la tapadera de
una cajita del tamaño de una caja de cerillas de cocina, utilizando sus patas y pico para abrirla y cerrarla y así extraer el alpiste de su interior.Asimismo tiraba de un hilito del que colgaba un dedal lleno de agua elevándolo 10 centímetros para poder saciar su sed. ¡Inaudito!. Y para colmo,tenía la alegría de cantar en sus ratos libres.
Lamentablemente creo que esta especie se ha diezmado mucho, por lo que se prohibió su captura con liga, redes, etc….. y omito decir dónde iban a parar estos pajaricos en algunos casos. Es posible que una de las causas que
influye negativamente en su desarrollo, sean los adelantos agrícolas que eliminan las malas hierbas que son la base de las semillas, principal alimento de estas maravillosas aves, cardelinas o cadeneras como son también
conocidas por este nombre en mi tierra.
Mónica espero que le guste nuevamente esta historia que le envío.
Reciba un cordial saludo,
Jerónimo
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“Buenas tardes Srta.Mónica:
Hoy quiero hablarle una vez más de mis observaciones en los campos murcianos
de mi tierra, refiriéndome al jilguero al que tengo la máxima simpatía y admiración,