11:49 El ingeniero agrónomo Jorge Prieto Sevilla, informa a Eva Alfonso sobre los colores de los árboles de hoja caduca…

COLORES DE OTOÑO

por Eva Alfonso

Los árboles caducifolios acostumbrados a climas templados con algo de frío en invierno, representan al 90% de las especies de los árboles de España.

Los árboles caducifolios son aquellos que pierden sus hojas durante una parte del año para optimizar sus recursos. Absorben toda la energía que pueden durante el verano, y en el otoño traslada esa energía a las semillas, que una vez que caen se aletargan bajo la hojarasca. Esas semillas necesitan también el frío del invierno para poder germinar después de unos meses en la primavera.

Todas las especies de sotobosque están adaptadas a esta caída de la hoja, gracias a la cual no podrían vivir. Estas plantas, echan rápidamente sus hojas y su flor aprovechando los primeros rayos de sol de la primavera durante apenas un mes entre marzo y abril y la mayor lentitud del crecimiento de las hojas en los árboles caducifolios. Una vez que nacen las hojas de los árboles y la frondosidad de las mismas no deja llegar al suelo toda la luz, esas especies de sotobosque mueren, pero ya con la semilla de su descendencia sembrada en el suelo.

Una vez que comienza el frío en el otoño, se activa el mecanismo de “tirar las hojas de los árboles”, con una serie de protocolo. Se inicia el “cambium” en el cual todas las proteínas y las sales minerales de las hojas pasan al tronco, persistiendo en las hojas otros componentes como son la celulosa y la lignina. Ahorrando así todos los nutrientes incorporándolos a su tronco.

La pérdida de proteínas y sales minerales es la que produce el cambio de color de las hojas en otoño. La diferente graduación de los colores depende de la combinación de dos factores: la diferente composición y proporción de las proteínas, sales minerales, celulosa y lignina y, en segundo lugar, del ritmo del movimiento de la savia que los transporta las proteínas y las sales de las hojas al tronco. Así, con la variación de estos componentes, podemos ver hojas desde el verano hasta que se caen en otoño, que van desde verdes hasta el ocre marrón pasando por tonos amarillos y rojos intensos, como sucede con las hayas.

Las hojas que se caen también tienen su función. Hay parte que se descompone en otoño. El 90% restante sirve de alimento a los hongos en la primavera siguiente. Los hongos convierte la celulosa y la lignina de las hojas caídas en azúcares esenciales para ellos y el resto lo eliminan e forma de sales minerales que son reabsorbidos de nuevo por las plantas.

Existen algunas especies denominadas “marcescentes”, que aunque pasan todo el proceso de “cambium”, no pierden las hojas muertas durante el invierno. Estas permanecen ya sin sales ni proteínas en el árbol y no es hasta que salen las nuevas yemas en la primavera siguiente cuando pierden sus hojas. Son marcescentes algunas tipos de roble de la península.

Eva Alfonso

www.aceytuno.com

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