Hoy opté por perderme por las Sierras de Tentudía, y como siempre, mereció la pena. 

Juan Carlos Delgado Expósito

Hoy opté por perderme por las Sierras de Tentudía, y como siempre, mereció la pena.

Juan Carlos Delgado Expósito

Normalmente tengo pensadas de antemano varias salidas al campo, y cuando salgo por la mañana de temprano, en ese momento elijo la que me apetece más en ese preciso instante. Hoy opté por perderme por las Sierras de Tentudía, y como siempre, mereció la pena. Los paisajes en esta época del año están que se salen. Si el otoño tiene sus encantos con esas tonalidades de las hojas de castaños, quejigos y pinos, ahora naciendo o ya nacidas muchas de las hojas de estos árboles, el verde de la hierba y multitud de flores, “paqué contá”.

Mi objetivo hoy en la zona era una gran peña de rocas que ya, en otras ocasiones, he visitado, pero como quiera que hacía tiempo que no me acercaba, pues decidí que hoy era el día. Así que como siempre, cargué con los bártulos a cuestas y me encaminé hacía allí. Los quejigos andan ya cubriéndose de hojas al igual que los castaños. Abajo en los valles y entre los arroyos de agua crecen algunas choperas, desde donde se escucha el tamborileo de los pájaros carpinteros. Un águila calzada planea en vuelo ascendente, y es viendo el vuelo de estas aves cuando te imaginas lo que se tiene que disfrutar desde esas alturas viendo todo este bosque verde a tus pies. No obstante, cuando llego a la cumbre de estas peñas rocosas, tengo a mis pies, buena parte del paisaje que me rodea. En las fotos os muestro parte de ese paisaje del que yo disfrutaba en el momento. Pero siempre existe algún contratiempo, es lo que tiene andar perdido por estos andurriales. Esto de andurriales se lo escuchaba decir a mi abuela, que siempre me decía, cuando yo llegaba del campo, aquello de: ¡chiquillo que cualquier día te vas a quedar por esos andurriales de Dios¡. Y ahora sé yo qué andurrial es, según el diccionario de la RAE.

Pero como os decía, los contratiempos en este caso me llegan en forma de garrapatas, sí, esos animalitos que se agarran a cualquier parte del cuerpo en cuanto te descuidas. Como quiera que he estado metido entre herbazales que me llegan casi hasta el cuello, algo normal después de la lluvia que hemos tenido estos meses pasados y que son zonas de mucho bicherío, pues pasa lo que pasa. Cuando me miro, me veo estos inquilinos subiendo en busca de sangre que chupar. Busco enseguida un claro, en este caso salgo al camino, imaginen la escena; pantalones por los tobillos, de cintura para arriba como Tarzán y venga a sacudir ropa. Menos mal que esto no es la Gran Vía y no pasan más que los pájaros, sino cualquiera podría pensar cualquier cosa. Podeis ver más fotos en mi blog. www.gurupendola.blogspot.com.

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