Estando contemplando la crecida del río Alcarrache a su paso por Bogaña, nos dimos cuenta de que un perrillo, arrastrado por la riada, había conseguido refugiarse en un pequeño islote.
Joaquín
Joaquín
El dicho cobra fuerza ante esta brutal agresión a la naturaleza y a la sensibilidad. Amores de “humanos” que matan lo que no hace sino proporcionar placer, armonía, equilibrio, sombra fresca en verano, compañía en la ruidosa ciudad.
Pero eso es lo de menos, se trata de dejar huella del paso del “Homo…¿sapiens?”
¡Qué pena!
Saludos,
Tatiana.