Está florecida la Santa María que se deja en agua la noche de San Juan para lavar al día siguiente la cara con la luz que no volverá.
MF-A
MF-A
El dicho cobra fuerza ante esta brutal agresión a la naturaleza y a la sensibilidad. Amores de “humanos” que matan lo que no hace sino proporcionar placer, armonía, equilibrio, sombra fresca en verano, compañía en la ruidosa ciudad.
Pero eso es lo de menos, se trata de dejar huella del paso del “Homo…¿sapiens?”
¡Qué pena!
Saludos,
Tatiana.