Como recuerdo a Severiano Ballesteros, vuelvo a publicar hoy “El cortador de patatas”.


Mónica Fernández-Aceytuno

Como recuerdo a Severiano Ballesteros, vuelvo a publicar hoy “El cortador de patatas”.


Mónica Fernández-Aceytuno

Como recuerdo a Severiano Ballesteros, vuelvo a publicar hoy “El cortador de patatas”.

EL CORTADOR DE PATATAS

No dejo de acordarme de Severiano Ballesteros, y del cortador de patatas.

Le hacían una entrevista en su casa, y en un momento de la conversación contó Severiano lo del cortador de patatas. Por lo visto se quedó mirando en televisión un artilugio con el cual se cortaban las patatas de una vez, uno de esos anuncios en el que insisten, como si les fuera la vida en ello, en que llames ahora, y donde salen personas que parecen vivir en un mundo lleno de cosas de infinitas cualidades que, por repetición, te crean de pronto una necesidad que no tenías. Salvo mi hermana, que compró la mesita portátil en la que no resbala ni un vaso aunque la inclines, no conocía a nadie hasta ese momento que hubiera comprado de esta manera. O al menos alguien que tuviera el desparpajo de confesarlo.

Pero Severiano no tuvo inconveniente en contar que

llamó inmediatamente al pensar que el cortador de patatas resultaría muy práctico para hacer la cena a sus hijos. “Dígame su nombre, por favor, para enviárselo”. Severiano Ballesteros. Aquello le sonó a chunga a la señorita. “De verdad, soy Severiano Ballesteros y quiero el cortador de patatas”. Le colgaron. En la forma en la que se rió abiertamente mientras lo recordaba, me pareció que se le entreveraba esa compasión de la que escribió Unamuno y que sólo poseen los que logran hacer, del sufrimiento, bondad.

Después daban un paseo por el jardín de su casa, uno de esos jardines del norte que ahora imagino con las acacias amarilleando sobre el verdor triste del césped.

Quisiera comprarle a Severiano Ballesteros un cortador de patatas, o escribirle unas palabras, con mi admiración, de ánimo.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, Viernes 16-10-2008

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