Las corrihuelas serpentean entre zarzas, llantenes, ortigas y cardos del camino.
María Luisa
María Luisa
LA ABUBILLA. Juan Carlos Delgado Expósito
Durante estos días del mes de febrero, se puede escuchar ya en los campos extremeños el repetido y monótono canto de la abubilla, de nombre científico Upupa epops, lo de upupa es por su canto, que suena algo así como “up-up-up”.Es un canto algo machacón e insistente que lanzan los machos para proclamar sus territorios y atraer a las hembras. Se trata de un ave sedentaria en la región extremeña, que ve incrementado su número en primavera con aves procedentes de África.
Es un ave llamativa por su larga y eréctil cresta de color pardo canela, con las puntas negras; esta cresta esta formada por veintiocho plumas que mientras el ave se encuentra tranquila, las tiene replegadas hacia atrás, pero al mínimo peligro las eriza hacia arriba.
El vuelo de esta ave nos recuerda bastante al de una gran mariposa, mostrado sus dibujos de color blanco y negro.
Son numerosas las leyendas que existen sobre estas aves; en ciertas zonas se las relaciona con la llegada de la primavera, en otras se dice que si cantan insistentemente mientras se prensa la uva eso quiere decir que la vendimia será buena ese año.
Pero sin duda alguna la leyenda más curiosa es la que cuenta como la abubilla no tenía cresta, entonces henchida de vanidad suplico al rey Salomón, el rey que hablaba con los animales, que en recompensa por haberle llevado noticias del país de Saba y de su reina, le concediese una diadema de oro. El rey le concedió ese privilegio, pero pasado el tiempo, el ave no soportaba el pesado ornato sobre su cabeza y se presentó ante el rey para quejarse, este después de sermonearle sobre las consecuencias de la vanidad, le otorgó el penacho de plumas que lucen hoy en día todas las abubillas, incluida la que aparece en la foto de esta crónica.
De su anatomía también destacamos su pico curvado y fino, instrumento de precisión con el que saca el ave todo tipo de insectos de las anfractuosidades del suelo, muros o troncos: Hormigas, grillotopos, larvas de todo tipo de insectos, arañas y un sin fin de artrópodos son el grueso exclusivo de su alimentación que como vemos es enteramente entomófaga.
Las abubillas instalan sus nidos en cualquier hueco de árboles, muros de piedra o construcciones aisladas en ruinas o en uso.
En multitud de ocasiones hemos oído hablar del mal olor de las abubillas; este nauseabundo olor está originado especialmente cuando los pollos se encuentran en el nido y proviene de una glándula uropigial, situada en la rabadilla de las aves, de la que emana un fuerte olor almizclado y que en este caso se desarrolla cuando los pollos se encuentran en el nido y especialmente también en las hembras cuando están en la época de cría. Se trata de un sistema de defensa contra los depredadores que intenten acceder al interior del nido. Pero si esta estrategia falla estas aves aún guardan un arma también bastante escatológica, pues los pollos pueden lanzar chorros de excrementos nauseabundos contra cualquier intruso, pudiendo alcanzar hasta un metro de distancia.
Como ven nos encontramos ante un ave fascinante, así que salgan al campo a observarlas y a escucharlas, nosotros aquí en la Baja Extremadura nos encontramos en el paraíso de las abubillas.
J.C. Delgado Expósito
Juan Carlos Delgado Expósito