Hola Mónica, del trepador azul te puedo comentar que en el Valle de Mena hay una población  bastante buena, no faltando en ningún bosque de

Hola Mónica, del trepador azul te puedo comentar que en el Valle de Mena hay una población bastante buena, no faltando en ningún bosque de

Hola Mónica, del trepador azul te puedo comentar que en el Valle de Mena hay una población bastante buena, no faltando en ningún bosque de robles y hayas, afortunadamente en el Valle de Mena tenemos buenas masas forestales y el trepador azul es una de las aves que en ellas habitan.

El trepador azul es un ave rechoncha de color gris azulado en su dorso y anaranjado por debajo, tiene una franja negra desde el pico a la nuca como si fuera un antifaz, en ambos sexos iguales, gracias a sus fuertes patas y uñas aceradas trepa por los troncos de los arboles tanto cabeza abajo como cabeza arriba y es un perfecto acróbata. Su hábitat se encuentra siempre asociado a masas forestales, preferentemente bosques caducifolios. Se alimenta de insectos en primavera, de frutos secos y semillas en invierno. Desde el comienzo de la primavera hasta el verano se le oye cantar con frecuencia, después lo hace en ocasiones más esporádicas. Anida en agujeros de los troncos, en grietas de los árboles y en viejos nidos o en desuso de pícidos.

Como anécdota, hace unos cuatro años más o menos, aunque a ésta especie ya la conocía y sabía los lugares que frecuentaba, decidí dedicarle unos días para su observación, en el lugar (orillas del pantano de Ordunte) hay un viejo roble que a dos metros de altura de su pié sale una horquilla, y en esa horquilla decidí poner algo de comida (magdalenas desmigadas) con el fin de atraer la atención del trepador azul.

Me llevé una grata sorpresa, pues a los quince minutos el trepador se acerco sin ningún temor a comer aun estando a dos metros del árbol, a cuerpo descubierto y sin ningún tipo de camuflaje. Desde ese día todos los años sobre todo en invierno les hago cuatro o cinco visitas, pues cuando advierten mi presencia aun habiendo pasado varios meses, se acercan a la horquilla para ver qué les he dejado. De este modo me permiten el poder observarles desde muy cerca y hacerles fotografías. Si les dejaba comida abundante, la cogían continuamente y la escondían entre las grietas de las cortezas de los robles dejándola como reserva o despensa. En su día me llamó la atención éste comportamiento de acaparar la comida, pues la desconocía en ésta especie. El trepador azul en mi opinión es una de las aves más simpáticas, atrevidas y con las que más he disfrutado observándolas.

Un saludo,

Luis Ojembarrena

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