Contemplamos cómo la luz de la tarde entra por el arco de piedra volcánica. Sus matojos de Coral Negro le dan un aspecto, no sé, mágico.

Cristóbal

Contemplamos cómo la luz de la tarde entra por el arco de piedra volcánica. Sus matojos de Coral Negro le dan un aspecto, no sé, mágico.

Cristóbal

“Despiporre” en El Arco”

Posted on April 22, 2011 by Buceo la Restinga

Buenas de nuevo en el Cuaderno de Bitácora de Buceo la Restinga en El Hierro.

Ayer estuvimos disfrutando como nunca, con los torpedos en El Arco – Punta Restinga. Íbamos Javi (padre), Alberto (hijo) and mua. Cada uno llevaba un “scooter” subacuático. El Arco es una formación rocosa situada a unos -40m cerca de la inmersión de Punta Restinga El Desfiladero. Es como el final del desfiladero dirección el Faro de Orchilla. Para no cargarnos de nitrógeno y poder estar más tiempo de fondo, se navega en la ida a poca profundidad, a unos -10m; para caer en picado hasta los -40m y pasar por debajo del arco repleto de Coral Negro. Así lo hicimos, nos amarramos a nuestros “scooters” pusimos la velocidad rápida y a una profundidad de -10m empezamos a navegar hasta nuestro “arquito”. A los pocos minutos veo la referencia e indico a mis compis de buceo que hay que picar, me lleno la boca de agua enfoco la proa del torpedo al fondo y sin pensármelo le meto caña al scooter. La boca llena de agua me sirve para compensar más rápido y seguro, normalmente los descensos son lentos y seguros, no en este caso.

Pasamos por debajo de El Arco, se empieza a sentir la presión y la relativa oscuridad de la profundidad. Nos encontramos un Mero de unos 15 kilos que se espanta por el ruido, para mi casi silencioso, de las hélices. Nos paramos y nos ponemos de rodillas para contemplar cómo la luz de la tarde entra por el arco de piedra volcánica. Sus matojos de Coral Negro le dan un aspecto, no sé, mágico. Decidimos salir espantando Tamboriles y Jureles, parece que el “scooter” no les mola a los habitantes de las profundidades. Enfilamos la pared dirección a El Desfiladero Punta Restinga, me coloco lo más alejado que pueda de la pared, entre dos aguas, cuando pasa un banco inmenso de Longoron (Engraulis encrasicolus) o Chicharro (Trachurus trachurus), no sabría decir cuál de los dos. Me interno en él sin ver el principio ni el final del cardumen, ellos van más rápidos que yo y van pasando hasta que desaparecen.

Nuestro encuentro final se produce con un medregal (Seriola dumerili) de unos 17 kilos que viene de manera muy desafiante hacia nosotros, más concretamente hacia mi. Es curioso porque siempre que viene de cara una bestia de estas a las que no les tengo miedo, ¡joer! me entra un segundo de duda, ¿me dará un viaje con la cabeza???? Como siempre la respuesta es no, se da media vuelta me observa y como no se pira con sus “ojos negros”.

Para finalizar, como anécdota, contar que al subir el equipo de mi querido “vikingo” Javier, me picó una Fragata Portugesa en la mano (Physalia physalis) que llevaba no sabemos cómo en el hueco que hay entre la griferia y su nuca. A él en un primer momento no le picó, pero si más tarde ya que los filamentos de estas bestias se quedan pegados por todo lados. Luego le picó a su hijo Alberto al recoger el cabo y para mondarse de la risa me llamó el dueño de los “scooters” y me dijo:

– Los scooters me los has devuelto muy bien, pero el próximo día no metas en la hélice tentáculos de Fragata, ya que tengo los dedos como un manojo chorizos.

Espero os haya gustado esta pequeña crónica, ya que son mis vivencias que comparto con vosotros.

PD: Por cierto hoy ha hecho un día cojonudo.

Saludos.

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