Me gustaría  comentar  hoy algunos aspectos de la comunicación entre especies, en concreto entre plantas e insectos

Me gustaría comentar hoy algunos aspectos de la comunicación entre especies, en concreto entre plantas e insectos

Me gustaría comentar hoy algunos aspectos de la comunicación entre especies, en concreto entre plantas e insectos. La última crónica que escribí también trataba de la comunicación entre plantas e insectos, aunque hablaba de insectos plagas. Hoy voy a hablar sobre polinización, ya que aproximadamente el 70 % de las plantas cultivadas necesitan de la polinización para la producción de fruto, de ahí que todo lo que se haga para intentar apoyar la sostenibilidad de la biodiversidad, siempre será poco.

Tanto en el caso de los insectos plaga como en la polinización, las plantas se comunican con los insectos mediante al menos dos canales: el visual y el olfativo, puede haber otros, como el táctil, la vibración, el gusto, etc. pero hoy voy a comentar algo en relación con el olfativo, es decir sobre las relaciones entre los aromas de la planta y el insecto. Esos dos canales, la vista y el ofato, son dos canales de comunicación muy antiguos, que desde el punto de vista evolutivo han estado modulándose, reprogramándose mediante pruebas de ensayo y error a lo largo de muchos años, hasta llegar a la situación actual, tras la selección genética tanto de la planta como del polinizador, por lo que no debe extrañarnos que exista un mecanismo tan bien sincronizado y al mismo tiempo podríamos decir “ingenuo” de relación entre la planta y el insecto (o insectos).

Trabajando con el calabacín, una hortaliza muy popular en el cultivo de invernaderos, nos llevamos varias sorpresas al estudiar en detalle su biología. Por ejemplo, es una planta monoica, lo que quiere decir que existen flores estaminadas (“macho”’) y pistiladas (“hembras”), por separado en la misma planta. Esta disposición de las flores suele estar ligada a la polinización por insectos, o más en general, por animales. La diferencia entre uno y otro género de las flores es puesto de manifiesto mediante el diferente olor de uno y otro, así mientras que en la flor macho abunda el compuesto 1,4-dimetoxi-benceno, en la flor hembra lo hace un compuesto parecido, pero no igual, el 1,2,4 trimetoxi-benceno.

En el caso de las flores femeninas, abunda por ejemplo el mirceno, que es un terpeno, de olor “suave” y “dulce”, lo que ayuda a que las flores femeninas y sobre todo el estigma sea visitado con más frecuencia que la flor macho, si bien la diferencia de frecuencia de visitas a las flores está motivada sobre todo por la diferencia en la cantidad de néctar que producen unas y otras. Sus flores tienen un periodo de antesis, es decir, los pétalos de la flor están abiertos y sus órganos sexuales están receptivos y viables durante un periodo de tiempo muy corto, en total es alrededor de seis horas nada más, comienza a las 6 am y se cierra, o empieza la senescencia de la flor a las 12 de la mañana…VER VIDEO… Esta apertura de los pétalos está sincronizada tanto con el flujo de néctar en los nectarios florales como con la emisión de volátiles en todos y cada uno de las partes de la flor. De hecho, las abejas o abejorros que visitan las flores de calabacín pueden reconocer donde están posados por el olor distintivo de cada parte, incluso el néctar está también saturado de uno de los compuestos volátiles olorosos característicos de la flor del calabacín. Hay también otro aspecto muy interesante en la antesis y senescencia de la flor hembra, ya que en la zona natural de origen de esta planta, es una planta de origen americano, que se da de norte a sur del continente americano, en las zonas de clima templado, junto con la planta se dan sus polinizadores naturales que son sobre todo algunas especies de los géneros Peponapis y Xilocopa. También pueden ser polinizadas por abejas y abejorros comunes, pero lo más llamativo es que las abejas del género Peponapis unen su alimentación de néctar de la flor hembra a la búsqueda de pareja para aparear en el interior de la corola de la flor hembra, una vez que ha cerrado su corola, como se ha visto en el video. Dentro de la flor senescente la abeja encuentra aún mucho néctar con el que alimentarse y pasar unas horas hasta que decide irse o bien encuentra su pareja para aparearse. Siendo esta polinización de tipo generalista, no hay dificultad para que las plantas de calabacín que se cultivan fuera de América sean polinizadas por otras especies, pero no deja ser llamativo que la planta haya sido cultivada en todo el mundo, pero en cambio el polinizador específico, es decir, las especies de Peponapis o Xilocopa, se hayan quedado en su sitio de origen.

Autor: José Manuel Guerra Sanz

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FOTO:Flor de calabacín con una abeja del calabacín (Peponapis pruinosa) y un abejorro (Bombus spp.)

AUTORÍA: Nina Theis y Kristin Hladun , Universidad de Massachusetts (USA).

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