Sentado en la orilla del río Ardila, en uno de sus tramos a su paso por tierras de Valencia del Ventoso, el agua sonora y cristalina se mezcla con otros sonidos de esta mañana de primavera:

LOS SONIDOS DEL CAMPO

Sentado en la orilla del río Ardila, en uno de sus tramos a su paso por tierras de Valencia del Ventoso, el agua sonora y cristalina se mezcla con otros sonidos de esta mañana de primavera: el crotoreo de una pareja de cigüeñas que tienen instalado su nido en un gran eucalipto de la orilla del río aguas abajo, el alboroto de los gorriones morunos que aprovechan el gran nido de la zancuda para instalar a su vez sus globosos nidos allí entre la maraña de palos de la casa de las cigüeñas. Las golondrinas comunes realizan pasadas a ras de agua y casi se oye el rápido aleteo de la punta de sus alas sobre la superficie del líquido elemento. Los verdecillos están como locos, emitiendo incansables sus trinos desde las altas ramas de los árboles de la orilla. De las parcelas cercanas llegan sonidos de cencerros de la piara de vacas que pastan entre las encinas, sobre un manto de flores amarillas, blancas y rosáceas. Las tórtolas turcas emiten arrullos y se persiguen sin cesar, mientras en las orillas del agua las ranas verdes emiten un coro ensordecedor; a saber lo que se estarán contando. Del soto ribereño emergen potentes cantos del ruiseñor bastardo, a mi me parece el ave más abundante y frecuente en este tramo del río, al menos en este momento. Distingo hasta cinco machos, en pocos metros.

Ahora un pequeño grupo de picos de coral, llegan para posarse en los tamujos y allí emiten también sus reclamos, mientras picotean los brotecillos tiernos de las plantas. Dos machos y una hembra de ánade real, levantan vuelo entre un gran alboroto de agua, aleteos y los cua-cua, que emiten al huir volando. El cuco sigue cansino a lo lejos emitiendo su canto, al igual que la abubilla.

Hacia el noroeste se oyen los abejarucos que ya están llegando del Sur, al poco algunos se posan cerca de donde me encuentro, estarán ya buscando sus terraplenes de tierra para construir sus nidos. En definitiva son numerosos los sonidos que estos días nos ofrece la naturaleza, así que si están en plena naturaleza disfruten de los sonidos, basta con concentrase, cerrar los ojos y escucharan multitud de canciones naturales.

Juan Carlos Delgado Expósito

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