Mi perrita es guapa. “My tailor is rich”.

Mi perrita Pecas 27.08.2009

Mi perrita es guapa. “My tailor is rich”. Ya sé que no tiene nada que ver una cosa con otra, pero al hacer la mención a mi perrita, me acordé de lo segundo, que era la primera frase que Assimil nos refería en aquellos años cincuenta a los que intentábamos aprender inglés por medio de aquel libro de tapas amarillas.

Quiero decir al empezar esta historia, que a nadie le importaba que su sastre fuese o no rico, lo mismo que a mi perrita tampoco le importa a nadie que sea guapa o fea. Ella sólo les importa a su amo y a su ama.

Creo que mi perrita no tiene eso que se llama pedigrí, porque la veo fuerte de manos, algo bajita aunque se nota que es cocker por la cabeza, las orejas, su mirada limpia y penetrante de lista y simpática. Por todo ello suple con mucho su dudosa descendencia de sangre azul.

Los animales de compañía, ya sea perros, cabras o moscas, llegan a compenetrarse y a entenderse con sus amos a medida que pasa el tiempo. Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, ¡toma!, y el pavo, el conejo, la tortuga y un sinfín…..Lo que pasa es que el perro es más inteligente y te manifiesta más cariño, moviendo su cola y haciéndote un montón de zalamerías porque sabe que le aportará a su merienda una gratificación, como una galleta maría, un helado o una lata de atún recién abierta con su aceitito y todo.

Los perros y en general las hembras cuando nos muestran una camada recién parida se sienten orgullosas y nos miran complacidas para que les dediquemos un halago por su hazaña, como queriendo decir “porque yo lo valgo”. Creo que lo que intentan es convencernos para que aceptemos sus crías como a uno más de la familia y no las cedamos ni a amigos ni a centros de acogida. Ellas lo demuestran poniéndoles su tripa y sus ubres para que los retoños estrujen los pezones chupando y mordisqueándolos con verdadera fruición. Para demostrar que es verdad lo que sienten por sus retoños los lamen, casi levantándolos en el aire con un cariño y un amor entrañable.

Mi perrita se llama Pecas, quiere a su ama como no he visto nunca querer así. La persigue continuamente a cualquier rincón de la casa, sin pereza ni desmayo, sin un mal gesto. Cuando su ama se marcha, se pega a la raya de luz de la puerta y cuando nota que ha vuelto, mirando el pomo al tiempo que gira a la izquierda empieza a mover su colita corta y nerviosa como si fuera el tic-tac de un eje volante de un antiguo reloj de bolsillo.

Mi perrita pasa de mí, ni me mira, sólo a la hora del desayuno se digna esperarme en la puerta de la cocina porque sabe que le toca una galleta. Después nada, se dedica totalmente a su ama, repito, a mí ni me mira.

A mi perrita por eso de la genética le entusiasma perseguir a los pájaros, con preferencia a los Mirlos o Estorninos. Cuando olfatea una madriguera escarba como loca metiendo el hocico inspirando para impregnarse del olor de su presa. Es un encanto verla escarbar a cien por hora como si fuese a atrapar un monstruo fenomenal. ¡Qué infeliz!

Sin embargo, tengo que reconocer tres atenciones que me dedica con verdadero cariño: la primera es, cuando hay tormenta o tracas de fiesta, viene a cobijarse debajo de mí; la segunda es que si me nota triste, se acerca y me pone su hocico para que lo acaricie y mirándome fija a los ojos me dice, “no te enfades” ; y la tercera, cuando duermo llama la atención a su ama si observa o nota algún ruido que pueda alterar mi sueño, entonces se levanta de su “cocón” y con la pata derecha le toca el hombro. Es un detalle que agradezco y por eso la compenso en el desayuno con una galleta de buena marca. Al final me conformo y me digo, “bueno, algo es algo”.

Mi perrita, o sea la perrita de Pilar, es muy guapa, simpática y lista. Si viviese mucho tiempo en nuestra compañía, es decir en la compañía de Pilar, estoy seguro que aprendería a hablar, a escribir y a pintar. Pilar dice que la va a sentar a comer en la mesa con nosotros, pero que no me preocupe que le ponga un babero y un sillón como a una niña rubia. Pilar también me ha dicho en voz baja que oyó cantar a Pecas sola en el garaje. Pilar está pensando en llevarla a algún concurso de miss Universo, yo creo que exagera. También insiste que yo le enseñe música, aunque sea sólo las notas redonda, blanca, negra etc…

Creo que Pilar está perdiendo el norte, pero si ella y la perra son felices, por mí que sigan imaginando. Yo termino y sólo quería decir que, ¡Esta es mi perrita! , es decir, esta es la perrita de Pilar.

Dedicado con cariño a mi mujer Pilar

Jerónimo

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