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Las aves comen las cerezas silvestres, estas de la foto son de ayer por la mañana, cada especie de una manera.

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Las aves comen las cerezas silvestres, estas de la foto son de ayer por la mañana, cada especie de una manera.

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Las aves comen las cerezas silvestres, estas de la foto son de ayer por la mañana, cada especie de una manera.

Estos cerezos silvestres, dan cerezas más pequeñas y tardías y sólo los córvidos o las gaviotas, si el cerezo está junto al mar, se las comen enteras y las diseminan por el monte.

Sin embargo los zorzales y los estorninos, cuando forrajean los cerezos, picotean solo la pulpa y dejan colgado el hueso del pedúnculo.

FOTO DE UN HUESO DE CEREZA TRAS HABERLO COMIDO UN ZORZAL

Las únicas aves capaces de abrir en dos un hueso de cereza, comerse la semilla y dejar primorosamente colocados, como si de un libro abierto se tratara, una parte del hueso vacío junto a la otra, son los picogordos (Coccothraustes coccotraustes) es decir: “rompe-cocos.”

Este nombre, junto a otros como “pico de hierro”, da una idea de la fuerza que tiene esta pequeña ave de aspecto cabezón en vuelo por ese pico fuerte y preciso con el que es capaz de abrir en dos el durísimo hueso de las cerezas.

Ahora ya casi es de noche, y en la oscuridad del día que se marcha, se ve en el monte, por encima de otros colores, entre el verdor amarillento de los castaños plenamente florecidos, y olorosos, el rojo indiscreto de las cerezas de las aves.

Hasta mañana,

Mónica Fernández-Aceytuno

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