En Oporto el tiempo se hizo para ser perdido con…
Gide II
Queridos lectores: una catarata de luz caía de los nubarrones sobre los campos de la meseta. ¡Qué cerca están el gris y el azul en el cielo! Al entrar en Madrid el reloj de los días iguales se puso en marcha. Encontré la ciudad sepia como las hojas marchitas en las ramas. Mañana volamos hacia Kinshasa con escala en Estambul. Tras el atentado está previsto que nieve. Pasaremos la noche en el hotel Palazzo Donizetti cuyo hermano compuso “Una furtiva lágrima” cantada por Caruso. Brillan en mi oído sus notas como las palabras cuando ven paisajes nuevos. Llevo “Viaje al Congo” de Gide: “¿Qué le lleva a ir allí?” “Espero a estar allí para saberlo”. En la librería Desnivel, tras subir por la calle Huertas donde viví de niña frente al diario Pueblo del que queda la cervecería, compré para tomar notas una Moleskine roja. Como el punto de partida, como el copo de nieve, está en blanco.
Mónica Fernández-Aceytuno