No iba al lago de Sanabria desde que era niña.…
Gorriones que anidan con las cigüeñas
En los nidos de cigüeña blanca, anidan los gorriones morunos, que continúan entrando y saliendo de sus nidos globosos cuando las cigüeñas aún no han llegado, o ya se han ido.
En el suelo, bajo los nidos de cigüeña blanca en el campo, se observan en ocasiones algunos de estos nidos de gorrión caídos, hechos con gramíneas, como nidos subarrendados del gran nido de cigüeña que pesa de cien a quinientos kilos.
En un nido tan grande como el de cigüeña, se puede encontrar de todo: desde un trozo de periódico, a un zapato, tierra, tela, un alambre, o una cuerda de las que se usan para atar las pacas de hierba seca. Se han llegado a hacer campañas entre los agricultores para que no dejen trozos de cuerda en el campo, ya que se han contado, en un solo nido, cien metros de esta cuerda, tan peligrosa para los cigoñinos.
La vez que estuve más cerca de un nido de cigüeña y los gorriones que viven debajo fue cuando Terín, Eleuterio, me llevó por la Dehesa de Cadozos con un tractor a verlos en un nido que estaba sobre un roble desmochado por un rayo, justo a la altura de los ojos.
Así describí entonces lo vivido:
“Nos llevó con el tractor entre las olas de barro seco llenas de sol, esas olas que esculpieron por los caminos las ruedas y la lluvia del invierno. La yerba, ya agostada, cedía el turno al verde de los cardos que para finales de julio se llenaría de jilgueros queriendo sus semillas.
Ya junto al nido de cigüeña, construido sobre el tronco de un roble al que mató un rayo, de pie sobre el motor del tractor, pudimos ver tres cigoñinos a la altura de nuestra cintura, aplastados contra las ramas, sin un solo movimiento; sus alas, las desplegábamos de blancos y negros, abandonado ya ese plumón que parece lana de oveja, y ni se inmutaban, mientras los gorriones que anidaban entre las ramas salían volando, dejando vacíos sus nidos de yerbas y de plumas, redondos como el mundo.”
Mónica Fernández-Aceytuno
Blanco y Negro,14-7-2001
Merece la pena observar, cuando se divisa en lo alto del campanario el nido de cigüeña, cómo suelen salir y entrar, los gorriones volando de los pisos más bajos de las ramas del nido.