Artículo leído en la entrega del Premio Literario Jaime de Foxá 2006
CIGARRILLAS
COLORIDAS CIGARRILLAS
Sus colores, parecen traídos de África, como si hubieran venido las cigarrillas con la bolsa de aire caliente que tenía a las abejas desesperadas, agolpadas en las ventanas, queriendo entrar al verdor y a las flores frescas de mentira que están dibujadas en las tapicerías.
Pero estas cigarrillas – Cicadella viridis (Linnaeus, 1758)- son cigarrillas europeas, y saltan estos días a muy poca altura, sobrevolando, rozando las hierbas, delante de los pasos que andan por los descoloridos prados. A veces, alguna levanta el vuelo y da la impresión de que se va lejísimos, con sus alas azules abiertas, hacia los manzanos. Son pequeñísimas. Miden menos de un centímetro y por eso, al principio, nos pueden parecer insignificantes saltamontes que nos oyen andar sobre la tierra, pero si conseguimos atrapar alguna cigarrilla con las manos y la miramos tranquilamente en casa con una lupa, nos asombraremos de sus colores verde claro, azul oscuro, amarillo limón, los mismos verdes y azules y amarillos que tienen en sus plumas los abejarucos, esos pájaros que comen abejas y que anidan en las sequísimas cárcavas, cuando vienen de África.
Como otro abejaruco sobre la tierra caliente, pálida y seca, las cigarrillas son, el color de la nada.
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, Lunes 18-8-2003
www.aceytuno.com
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