Todas se dirigían al hormiguero con una pequeña piedra en sus bocas.
Pedro
Pedro
Se diría incluso que no sólo no tiene miedo a estos peces oscuros que también viven en los ríos, sino que los domina como a un rebaño, y desde el pantalán movedizo, se ve a la salpa diminuta y solitaria entre los mújoles, llevándolos de un lado a otro, como si fueran ellas las que supieran donde está el alimento.
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