Se ve que no tiene miedo de que le roben o, tal vez, lo que el señor de los topos posee, nadie puede robarlo.
FOTO: Ilustración de Amparo Duñaiturria
FOTO: Ilustración de Amparo Duñaiturria
Este pollo de mirlo se estampó contra uno de los cristales de la galería y tras tenerlo por unas horas en una jaula, lo soltamos.
Esta es la cara que tenía antes de que lo lanzáramos al aire, como si le dieran miedo las alturas, pero voló sin problemas.
Me di cuenta de que tienen los pollos del mirlo, el plumaje pardo de las hembras.
Mónica Fernández-Aceytuno