sucesión.

m. Proceso por el que la vida sigue a pesar de todo dando soporte unas comunidades de especies a otras de manera progresiva, ya sea desde el principio, partiendo de la roca madre, o tras cualquier circunstancia que haya transformado el hábitat.

Aunque está lloviendo, el monte del Gato se ve todo alumbrado, iluminado por los últimos amarillos del tojo y los primeros de la retama, justo donde ya nada se planta.Más abajo, en los prados inundados, unas manchas amarillas a las que al principio ni se les presta atención, resulta que son espadañas, ácoros silvestres con flores de lirio que han aprovechado el abandono del prado, ¿estará enfermo su dueño?, ¿habrá problemas de herencia?, para conquistar con sus rizomas, que avanzan bajo el agua, el campo inundado. También en la universidad recuerdo por estas fechas un solar abandonado, donde siempre decían que iban a hacer no sé qué, y no se hacía, y entretanto se llenaba de jaramagos amarillos, cuando iba a los exámenes. A este florecer tras el abandono, a este proceso por el que la vida sigue a pesar de todo, Margalef lo llamaba «sucesión». Siempre el nombre de Margalef en los apuntes y en los libros y, en la cabeza, sus recomendaciones: «La teoría ecológica es sugerida a veces por la técnica, o por las circunstancias sociales; pero también por una contemplación profunda de la Naturaleza».Para siempre Ramón Margalef, en el solar, en el prado, en la cumbre del monte, donde veo lo hermosas que son las tierras que el hombre abandona.

MÓNICA FERNÁNDEZ-ACEYTUNO
ABC, 31-5-2004

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