SELECCIÓN

SELECCIÓN

Por lo que llevo ya vivido, para mí es casi una verdad científica que donde Dios cierra una puerta, abre una ventana.

Y en esa oscuridad en la que resuena el eco del portazo inolvidable, no se deben tener los ojos cerrados, sino más abiertos que nunca, a la manera de un rebeco, o de un búho que gira del todo la cabeza, para saber por dónde hay que seguir la vida.

La teoría de la selección de las especies, la entendimos mal, porque no sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta a las circunstancias, y es más frágil un lobo que una diminuta margarita que crece en los prados que se siegan y que está tan acostumbrada al paso de la cuchilla, que sus hojas en roseta, pegadas a la tierra, dan flores al sol una vez y otra mientras los llantenes, más corpulentos, sucumben por grandes.

Se acabó vivir del cuento. Ha nacido la especialización. Hay que saber hacer algo y hacerlo bien y más y distinto y mejor. Y aunque las listas del paro se estén llenando de valiosas personas que hacían bien sus trabajos, será de ahí de donde salgan los que nos salven, si saben hacer bien algo. Y los que hoy se aferran a la proa del barco hundido, y que fueron, desde el principio, el lastre más pesado, no volverán cuando haya que reflotar el buque si no aportan nada, porque si hay algo que nos sobra es el que habla sin saber, el que manda sin escuchar, el sempiterno reunido.

Se acabó la ostentación, la vacuidad, la dispersión, la inanidad. También yo, me aplicaré el cuento, y diré que en Doñana, en los nidos de cigüeña blanca, han anidado los gorriones morunos.

Nada de lo que vale para algo se desaprovecha en la Naturaleza.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, 6-2-2009

Fondo de Artículos de

aceytuno.com

Siguiente Post:
Post anterior:
Este artículo lo ha escrito