negral.

m. Se dice del Pinus pinaster o pino negral.

Los pinos negrales tenían unas acículas que pinchaban cuando te sentabas en el suelo, mientras mirabas cómo caía la resina que se nublaba al contacto con el aire, sobre una pequeña maceta de barro que se desbordaba. La sombra del pinar, en aquellas paradas, la recuerdo calurosísima, como si a las copas de los negrales se les entreverase la luz del sol como el agua entre los dedos cuando bebías del caño de una fuente con las manos. Cantaban las chicharras que repetían con su sonido la monotonía del paisaje, de un pino y otro, con esa tristeza del árbol plantado, puesto en cuadrícula, sin la gracia artística de la Naturaleza, con el único objetivo de herir su tronco de la primavera al otoño para que diera una resina que estaba por todas partes. Cuando intentabas despegar una piña de su rama, jamás lo conseguías, pero al volver al coche, tenías como un cuenco de barro, las manos llenas de esa resina que acababa por ennegrecerse como el nombre de estos pinos.

Mónica Fernández-Aceytuno
El viaje del agua
FUNDACIÓN AQUAE

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