Me alegró ver que en varias fincas de alrededor había más burros pastando así que parece ser que en esa zona aún se les tiene algo de aprecio.
Miguel Ángel
Miguel Ángel
Sé que cuando vuelva a casa no le quedará ni una hoja a este abedul con los helechos al fondo.
La foto la hice casi de noche, antes de volver aquí, con todo el dolor de mi corazón por quedarme sin ver el otoño en Galicia. Espero que al menos cuando regrese dentro de unos días, no se hayan caído todas las hojas; en ocasiones, se caen incluso las ramas enteras cuando sopla el viento a más de 70 kilómetros de hora, realizando sus podas, las podas del viento.
No sé cómo estas hojas del otoño, igual que los frondes rojizos de los helechos, me protegen el corazón, de las cosas que le duelen.
Buen día,
Mónica