La nieve es la sombra blanca de una nube que…
¿Sabías que las golondrinas dáuricas prefieren, para construir sus nidos, entre todos los materiales, el cemento de los viaductos?
No son los ingenieros ni los arquitectos, sino los pájaros, los que ponen la última voz, y los que curvan con sus vuelos y sus nidos de barro las paredes más lisas e inhóspitas. Así hacen bajo los viaductos las golondrinas dáuricas que están en expansión por toda la Península, y no se sabe si es porque el clima les resulta más favorable o porque cada vez hay más puentes de cemento.
Esta golondrina de colores ocres y azules metalizados no quiere para pegar su nido la piedra ni la madera ni el hierro, sino el cemento entre todos los materiales, y la soledad de los puentes entre todas las compañías: por grande que sea el viaducto, por alto, por largo, no se cuenta más de un nido de golondrina dáurica pegado al techo.
Lo más llamativo del nido es el tubo de entrada, también de bolitas de barro como el nido de la golondrina común, pero mejor acabado y con esa suerte de tubería, como si esta golondrina tuviera algo de ingeniera y hubiera ido más allá.