Los lirones careto

Los lirones careto

LOS LIRONES CARETOS PREPARAN SU ANTIFAZ PARA DORMIR

por Eva Alfonso

Estamos en otoño, y los lirones caretos de la Sierra de Baza, situada al noreste de la provincia de Granada, se preparan para su hibernación anual.

Los lirones son unos pequeños roedores que se caracterizan por tener alrededor de sus ojos una franja de pelo negro a modo de antifaz y una gran cola casi tan grande como el resto del cuerpo con forma de pincel hacia su extremo. En caso de peligro, si algún depredador lo atrapa por su cola, son capaces de desprenderse de ella para ponerse a salvo.

En la Sierra de Baza, se suelen ver en las zonas bajas donde hay encinas, puesto que les encantan los “quercus”. Se alimentan de insectos, arañas, caracoles, y en el otoño, se preparan para hibernar alimentándose de frutos de otoño, como bellotas y hayucos, para acumular energía para su largo sueño. Últimamente también les encanta comer la comida que ponen para los pájaros, de la cual escogen las pipas aunque no sea su comida natural.

Para la hibernación, eligen huecos en árboles, muros de piedra o viejas construcciones para pasar el invierno, completamente dormidos. Conforman el espacio para el sueño formando una bola de plumas, pelo, hojas, musgo. También pueden llegar a ocupar nidos de pájaros si no encuentran un hueco que les interese.

La hibernación consiste en un profundo sueño, en el que se minimiza el consumo energético al máximo para mantener únicamente las constantes vitales. Van consumiendo las reservas nutritivas acumuladas como durante el otoño, llegando a perder hasta la mitad de su peso en este sueño.

En zonas de mucho calor y con sequía en las que escasee el alimento, pueden aletargarse de nuevo, pero el proceso en lugar de llamarse hibernación se denomina estivación.

Estos simpáticos animales comienzan su actividad en el crepúsculo, puesto que llevan una vida principalmente nocturna. Durante el día suelen entrar en un largo y profundo sueño, de ahí la expresión “dormir como un lirón”.

José Ángel Rodríguez, presidente de la Asociación de Sierra de Baza, nos comenta, la sorpresa que se llevó un día mientras hacía fotos a aves. Llevaba como tres horas con su cámara refugiado en un puesto de caza. Y a la hora del crepúsculo, el banco de madera donde se encontraba sentado comenzó a moverse. Notó cómo cuatro o cinco animales que comenzaron a moverse por su espalda. Tras el susto, pensando que se podían tratar de ratas, descubrió que eran unos traviesos e inofensivos lirones. Había llegado el crepúsculo y era la hora de despertarse.

Eva Alfonso

www.aceytuno.com

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