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Sin movernos de casa, paseamos hoy por los campos extremeños, con la crónica de Juan Carlos Delgado Expósito, sobre esta hierba medicinal  que se pone en agua la noche de San Juan para lavar la cara.

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Sin movernos de casa, paseamos hoy por los campos extremeños, con la crónica de Juan Carlos Delgado Expósito, sobre esta hierba medicinal que se pone en agua la noche de San Juan para lavar la cara.

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Sin movernos de casa, paseamos hoy por los campos extremeños, con la crónica de Juan Carlos Delgado Expósito, sobre esta hierba medicinal que se pone en agua la noche de San Juan para lavar la cara.

Feliz día de San Isidro labrador,

Mónica Fernández-Aceytuno

LA HIERBA DE SAN JUAN

Hoy la víspera de San Isidro (N.de la R.: por ayer), hace calor, aunque el viento continúa soplando del Oeste, las nubes son más bien cirroestratos. Aquí en los campos extremeños florecen multitud de flores, por algo mayo es el mes de las flores; pero en este momento hay una que llama mi atención especialmente, se trata de la Hierba de San Juan o Hipericón (Hypericon perforatum), la belleza de sus flores amarillas y el verde de sus hojas pequeñas, consiguen un bonito contraste. Pero además es una planta de la que se obtienen diferentes aplicaciones como planta medicinal. Ya su nombre parece que lo toma de los caballeros de la orden de San Juan de Jerusalén, pues estos llevaban siempre consigo esta planta para curarse la heridas de guerra. Sus efectos son analgésicos, antiinflamatorios, sedantes y un tónico reconstituyente para el sistema nervioso, o sea una joya. Por estas tierras utilizamos el conocido como “aceite de pericó”, que no es otra cosa que el aceite resultante de dejar durante al menos veinte o treinta días la planta en maceración en aceite de oliva; este aceite se utiliza para tratar todo tipo de heridas, quemaduras o dolores musculares.

Algunas creencias que hay por estos lugares, hablan de que lavándose la cara el día de San Juan (24 de Junio), con agua en la que previamente se ha puesto a remojo la noche antes esta planta, llenará de juventud la piel de la persona que la utilice.

Recuerde el lector que nunca se deben de utilizar plantas para curar, sin consultar a un experto. Por otro lado es necesario saber si la planta que vamos a recolectar está protegida o no y en cualquier caso coger la menor cantidad posible, tenemos el deber de impactar con nuestras acciones lo menos posible en el entorno.

Mientras observo esta planta, un Triguero (Miliaria calandra) emite su trino posado en lo alto de una alambrada. Alguna abeja acude a libar en la flor amarilla de San Juan, otros insectos se reparten por las diferentes flores.

Una Tarabilla común (Saxicola torquita), se acerca muy descarada, como es costumbre en estas aves, a pocos metros de mi, en este caso su plumaje me indica que es una hembra. Desde las encinas cercanas me llega el canto del Pinzón vulgar ( Fringilla coelebs). El viento alivia algo el calor, que ya casi está indicando que es hora de siesta. Un Milano negro (Milvus migrans) planea casi rozando la copa de las encinas, está jugando con el viento. Yo me quedo rozando la flores amarillas del “Pericón”.

Juan Carlos Delgado Expósito

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