Con esta preciosa fotografía de tres pardelas cenicientas Calonectris diomedea cuyo autor es Beneharo Rodríguez,
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Buenos días. En esta mañana en la que la luna está decreciendo sobre un día claro, y a tanta altura sobre el horizonte como estará el sol dentro de unas horas, se ven perfectamente, blancos de luz, las crestas de sus cráteres, y la oscuridad de sus mares.
Hacen falta doce lunas como esta para dar la luz de la luna llena, pero es ahora, cuando partida por su sombra a la mitad, se ven mejor sus relieves, incluso a simple vista, en pleno de día.
También en el mar, te das cuenta de que la luna ha empezado a decrecer porque son los días después de la luna llena cuando las mareas son más vivas y asoman rocas a la superficie que no habías visto jamás, como las piedras de un planeta desconocido.
Y es en estos días en los que la luna decrece, cuando hay que hacer las últimas podas, según dicen los carpinteros, y también los campesinos prefieren sembrar ahora las verduras, con la luna decreciente, para que no florezcan y espiguen antes de tiempo.
Y estaba pensando ¿por qué nadie ha escrito a esta luna decreciente, siendo tan blanca, que tiene de vez en cuando el día?
También yo he escrito más de la luna llena, que de esta preciosa luna, como un pétalo de frutal volandero en el cielo.
Feliz día y hasta mañana,
Mónica Fernández-Aceytuno
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Buenos días. En esta mañana en la que la luna está decreciendo sobre un día claro, y a tanta altura sobre el horizonte como estará el sol dentro de unas horas