18:58 del Miércoles 28 de Enero de 2009

Para descubrir arenícolas necesito la luna o el viento.

18:58 del Miércoles 28 de Enero de 2009

Para descubrir arenícolas necesito la luna o el viento.

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Para descubrir arenícolas necesito la luna o el viento.

Así empecé a escribir sobre este pariente marinero de la lombriz de tierra, que es el arenícola, cuyo rastro en el bajío tiene forma de ovillo de arena.

Es curioso porque desde que escribo en directo, que es esta manera de escribir por el camino, tengo más preguntas que respuestas. Ahora que no hace frío, he ido a mi despacho, donde aún entra la luz del día, y he encontrado, (albricias), mi artículo dedicado al arenícola, porque ningún ser sobre la Tierra debería de quedarse sin su minuto de gloria en la prensa. Y el arenícola lo tuvo el sábado 13 de Junio de 1998:

EL VIENTO Y LA LUNA DESCUBREN ARENÍCOLAS

Para descubrir arenícolas necesito la luna o el viento.

Fue la luna la que ayer se llevó el mar hacia el horizonte del Cantábrico y dejó en los bajíos ovillos de arena.

Desde el Delta del Ebro, en Tarragona, Alberto Martínez asegura que allí fue el viento el que arrastró el mar; que ayer sopló un viento tan frío, tan cierzo, que la bahía de El Fangar parecía un estuario del norte en la bajamar: con los ostreros picoteando la arena y las marcas de los arenícolas al descubierto.

El arenícola -Arenícola marina- es un pariente marinero de la lombriz de tierra. Cada vez que veamos sobre la playa o el bajío algo parecido a unos espaguetis de arena, a veinticinco centímetros de profundidad, habrá un arenícola comiendo.

Su galería tiene forma de “U” y el arenícola está en el fondo: los extremos de la “U” son dos chimeneas: por una cae el agua y la arena de la que se alimenta, y por la otra sale todo lo que no aprovecha. Nosotros, desde arriba, sólo vemos un embudo, y al lado, un ovillo de fango; lo demás hay que imaginarlo mientras paseamos por una playa que tiembla.

El doctor Parapar cree que un arenícola puede vivir así cinco o seis años, y resulta curioso que vivan solos en su galería, macho y hembra separados, confiados en que los gametos y las larvas encuentren su lugar en el mundo, arrastrados por el agua que mueve la luna y el viento.

Mónica Fernández-Aceytuno

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Y, tras los años, tengo más preguntas: ¿Se trata de la misma especie de arenícola cuando en vez de un ovillo de arena traza una suerte de zig-zag en el bajío? Tengo que preguntárselo un día de estos al doctor Parapar.

Feliz tarde y hasta mañana.

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P.S. Dejo en la portada el video de unos pescadores esta mañana. Tras la tormenta, volvió la calma, ¿se podrá decir también como con el río que a mar revuelto ganancia de pescadores?

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