18:30 Esta tarde, sobre lo más alto de las copas sin hojas de los robles, se posó, como cada tarde de este invierno, una banda de estorninos que imitan los sonidos que oyeron.

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Esta tarde, sobre lo más alto de las copas sin hojas de los robles, se posó, como cada tarde de este invierno, una banda de estorninos que imitan los sonidos que oyeron.

Parecen hoy la nube de pájaros de la que ya he escrito.

ENTRAN NUBES DE PÁJAROS QUE COPIAN CANTOS

Ayer entraron por el norte de la península las nubes oscuras de Estornino Pinto – Sturnus vulgaris- que se acercarán durante el ocaso hacia sus perchas de invierno en las ciudades, según informa la Sociedad Española de Ornitología.

El estornino incorpora a su canto para el resto de su vida lo que escucha, lo que oye con atención, antes de echarse a volar desde el nido. Carlos de Hita, experto en sonidos de la Naturaleza, ha grabado a un estornino que cantaba como un gallo por la mañana, como un mirlo cuando se enamora, como un gorrión en la calle, como una cigüeña crotoreando en el campanario. Todo seguido, en una estrofa de 15 segundos.

Es cierto que las alondras imitan el silbido del pastor a sus perros, que el arrendajo -el cuervo con azul en las plumas- repite del susto el chasquido de un disparo de escopeta; pero sólo el estornino es capaz de llevar el trino sostenido de la alondra a la ciudad, el canto de la oropéndola al invierno.

Y esta tarde avanzarán en nubes hacia ciudades como Madrid, o Huesca, para dormir a miles en un solo árbol, cada estornino con sus propios recuerdos sonoros del nido. Juntos son sólo ruido, aunque lleguen envueltos en plumas irisadas de verde. Juntos serían también ruido, aunque le copiaran al cielo el canto de los ángeles.

ACTUALIDAD NATURAL

MÓNICA FERNÁNDEZ-ACEYTUNO

ABC, Viernes 10-10-1997

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