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Al podar el limonero encontré en una ramita esta extraña criatura que, a mi corto entender, parece una oruga.
Pilar López
Recogí el ancla con prisa, y lentamente, al ralentí, me acerque al pez...si, si, al pez, la aleta no era de ningún cetáceo sino de un tiburón peregrino, un pez enorme, de algo más de 5 metros, algo mayor que la propia embarcación.
Buenas. Anoche empezó a llover de manera muy silenciosa, y la lluvia irá a mojar en unas horas a este algarrobo florecido bajo el sol extremeño.