Está posada en un olivo gordal de la Fuente del Moro en el que ya se han diferenciado las yemas de fruta que dentro de pocas semanas serán ya pequeñas aceitunas.
Joaquín
Joaquín
Qué tranquilos son los zorzales. O al menos los que yo me encuentro.
Éste, mientras desayunábamos, estuvo tanto tiempo sobre el poste de la valla, comiendo insectos en la madera agujereada por los días y por la lluvia, que me dió tiempo a observarle, comentar que era un zorzal, ir a por la cámara, salir y acercarme a él mientras, tranquilo, quizás demasiado, como si se tratara de un pollo volantón aún confiado en la vida, me observaba mientras le hacía fotos.
Por las motas del pecho, creo que es un zorzal charlo, en el zorzal común (Turdus philomelos) estas motas tienen forma de flecha y no de sombra de luna, o de mancha de aceite.
Buen día,
Mónica