La orilla escribe los renglones torcidos del mar.

Mónica Fernández-Aceytuno

La orilla escribe los renglones torcidos del mar.

Mónica Fernández-Aceytuno

La orilla escribe los renglones torcidos del mar. Pero como la vida tiene una naturaleza artística, en vez de hacer quiebros, hace ondas como de encaje de Camariñas. Lo que más me duele de volver a Madrid, es dejar esta costa, ahora en invierno porque, ya lo escribió H.D. Thoreau en Walden: “Mientras tenga la amistad de las estaciones, nada hará de la vida una carga para mí”; y es el invierno la estación con la que mejor me llevo ahora. Entiendo que se pierda la vida por mirar esas olas que son olas de mar de fondo como si un gigante anduviera sacudiendo la alfombra de agua que es el océano. Son esas olas inocentes y temibles por las que la mar pasa de arbolada, a mar enorme. También grandes como arbustos son los gaviones que visitan ahora la costa, procedentes de Groenlandia, de pico rosado, gaviones hiperbóreos –Larus hyperboreus– , enormes y blancos como las olas en invierno.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, sábado 11-01-2014

Buen domingo,

Mónica

FOTO DE ARCHIVO: Olas en Valdoviño (2012)

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