En un claro del encinar donde el sol ilumina y caldea la tierra, crecen algunos Narcisos amarillos, como los de la fotografía.

En invierno el campo duerme y sueñan las chimeneas.
Mónica Fernández-Aceytuno
Justo tras el rayo de una tímida tormenta, he venido a darme cuenta de que los fringílidos, entre los que había jilgueros, se ponen mirando al viento sobre las ramas, desafiando, en su pequeñez, al temporal que a rachas llega.
En invierno el campo duerme y sueñan las chimeneas.
Buen sábado,
Mónica
Mónica Fernández-Aceytuno