Thomas Mann decía que le sorprendía la sombra tan espesa que daban los fresnos teniendo las hojas tan pequeñas. A mí la altura de esta suerte de ciprés, siendo sus gálbulas diminutas.

Mónica Fernández-Aceytuno

Thomas Mann decía que le sorprendía la sombra tan espesa que daban los fresnos teniendo las hojas tan pequeñas. A mí la altura de esta suerte de ciprés, siendo sus gálbulas diminutas.

Mónica Fernández-Aceytuno

Thomas Mann decía que le sorprendía la sombra tan espesa que daban los fresnos teniendo las hojas tan pequeñas. A mí la altura de esta suerte de ciprés, siendo sus gálbulas diminutas.

O al menos, ciprés, es el nombre que se me vino a la cabeza cuando observé los estróbilos por el suelo, sus gálbulas caídas y ya abiertas, con la forma de la cruz que Gaudí puso en lo alto de las torres de la Sagrada Familia, como le hice ver a mis hijos.

Aunque quizás se trate de un cedro, me pareció un ciprés, quizás de esos cipreses portugueses, Cupressus lusitanicus que superan los cuarenta metros de altura, aunque aún no tengo la certeza.

En cualquier caso, un ejemplar imponente, sobre la marisma, que me ha servido para volver al Pazo de Mariñán un momento, aunque sólo sea con el recuerdo de otra de las imágenes que obtuve allí hace unos días.

¡Qué cielo más azul tenemos hoy en Madrid!

Buen día,

Mónica

FOTO: ¿Cupressus lusitanica? (Agosto, 2013) Pazo de Mariñán

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