Lo curioso de esta observación es que cada una tiraba del pétalo hacia un lado, de manera que era como una competición de fuerza para ver quién se lo llevaba.
Pilar López
Pilar López
¡Cómo estaba ayer al atardecer la dehesa por la que pasamos!, con las lagunas cubiertas en algunos tramos casi totalmente, por los ranúnculos acuáticos florecidos.
Pedí poder bajarme del coche para hacer unas fotos y en ese momento me di cuenta de que estaba cantando el cuco. Ya no recordaba que el alma tiene que tener oídos. Cuando vuelves a oír al cuco te parece que el invierno ha durado siglos. El sol caía sobre unas nubes un poco rosadas que podías ver sin levantar la vista, reflejadas en el agua de la charca, sólo allí donde no estaba todo cubierto de ranúnculos con sus hojas nadadoras y sus flores un poco erguidas, como si no quisieran que se les mojaran los pétalos, tan blancos como la luna que ya estaba en lo alto.
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Jamás había visto las dehesas tan bonitas, después de tanta lluvia.
Iré poniendo aquí, día a día, lo que fui fotografiando.
Y vosotros. ¿Qué habéis observado?
Lo más valioso que tiene la Naturaleza, además de la vida, es la mirada humana.
Participa, porque de lo que se trata es de ver la Naturaleza entre todos.
Mi afectuoso saludo, y feliz Día de la Tierra.
Y, por cierto, ¿para cuándo un Día de las dehesas?
Mónica Fernández-Aceytuno
MF-A