Estando contemplando la crecida del río Alcarrache a su paso por Bogaña, nos dimos cuenta de que un perrillo, arrastrado por la riada, había conseguido refugiarse en un pequeño islote.

Joaquín

Estando contemplando la crecida del río Alcarrache a su paso por Bogaña, nos dimos cuenta de que un perrillo, arrastrado por la riada, había conseguido refugiarse en un pequeño islote.

Joaquín

Las lluvias extraordinarias y la falta de frío de este invierno han colaborado para que las dehesas presenten un aspecto espectacular. Está empezando a bajar el nivel de ríos y arroyos aunque todavía hay muchas comunicaciones interrumpidas. El balance general es positivo aunque los agricultores de las tierras inundadas han sufrido daños importantes, aparte del retraso en las siembras de verano que nos afecta a todos.

Esta mañana (N. de la R.:por el domingo) he sido testigo de una acción que merece un comentario. Estando contemplando la crecida del río Alcarrache a su paso por Bogaña, en una dehesa que da gloria verla, nos dimos cuenta de que un perrillo, arrastrado por la riada, había conseguido refugiarse en un pequeño islote. No se atrevía a volver al agua para alcanzar la orilla. Juan, un agrónomo que estaba en el grupo, al ver que el tiempo pasaba y el perro no se decidía a abandonar su refugio, se quedó en calzoncillos, se metió en el agua hasta la rodilla y lo rescató. El perrillo, que no conocía de nada a Juan, se dejó coger y luego, ya en la orilla, se deshizo en señales de agradecimiento hacia su salvador.

El perro nos acompañó un rato en nuestro senderismo y luego desapareció.

Un abrazo fuerte. Joaquín.

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