Nuestra sorpresa fue grande al ver que, cerca de los somormujos y desde la orilla opuesta del pantano, un corzo cruzaba a nado el pantano.

Arvejas y rábanos silvestres a la luz de la tarde
Arvejas y rábanos silvestres a la luz de la tarde.
La idea de un domingo por la tarde de paseo bajo el sol se vio truncada por la llamada de los quehaceres cotidianos. Aún así, me dio tiempo de andar durante un rato por un camino flanqueado de mil flores.
Las margaritas se mezclaban con las silenes y las arvejas con los rábanos silvestres. Flores de las que tan bellamente hablara José A. Muñoz Rojas en “Las cosas del campo”:
“¡Oh, jaramagos, lenguazas, zapaticos, nazarenos, ignoradas yerbas del campo!”
Un saludo.
Pilar.